Juan Falú disertó en la Escuela de Música

El pasado viernes 8 de septiembre el maestro guitarrista tucumano brindó una charla abierta en el Auditorio «Prof. Walter Heinze» de la Escuela de Música, Danza y Teatro «Prof. Constancio Carminio» de la FHAyCS.

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Enmarcado en «Voces a la obra», el referente de la música argentina y especialista en guitarra comenzó su intercambio con el público recordando sus visitas anteriores a la provincia. Y resaltó : «toda iniciativa en el campo de las artes y la cultura es fantástica, uno como músico constata recorriendo el país, que la cultura entendida como el conocimiento del ayer y como un modo de ver el mañana es fundamental para los pueblos.  Agradezco la invitación». 

El público escuchaba atento a Juan Falú sobre su vínculo con la música, «Allá por mediados de los ´70 con los hermanos Nuñez hicimos un chamamé, un salteño y un tucumano. Cosa extraña, nosotros  nos dedicamos a hacer zambas, vidalas, chacareras. Anoche lo escuché en uno de los ensayos que hicimos para esta muestra y me emocionó mucho porque la hice de joven y está dedicada al río Paraná, algo muy distante para nosotros. Escucharla sonar aquí es como que la canción estuviese girando aunque uno estuviese quieto». «A qué viene esto», preguntó en voz alta, «Tiene que ver con la composición, con la canción, qué pasa cuando uno compone, qué pasa con esa música, por qué uno compone. Son temas muy importantes. Yo estoy acostumbrado a sentir el arte como una vocación y estoy seguro que a ustedes les pasa lo mismo. Pero me parece que con el paso del tiempo el arte se fue asumiendo mas como una profesión que como una vocación. No es que estén peleadas las dos cosas, tranquilamente una puede desembocar en la otra pero cuando se lo toma solamente como una profesión, como un recurso material, económico me parece que se empieza a cambiar el vínculo de uno con el arte».  Y afirmó: «La mejor posición es la de no esperar nada, la de dejar que fluya el arte como una necesidad existencial. Si eso redunda en trabajo, profesión, bienestar, en popularidad en éxito está bueno. Pero si no es un valor en sí mismo».

¿Recordás cuál fue tu primera composición instrumental o cantada?, interrogaron desde el público. «Sí, me acuerdo perfectamente. Era instrumental. Nunca me imaginé componiendo canciones. Yo desde niño toco la guitarra. Como mi padre me había dicho que no abuse de las cuerdas al aire. Vieron que en la música popular se usan las tonalidades donde funcionan los bajos al aire porque eso ayuda muchísimo. Pero si uno empieza a puntear y sigue con las cuerdas al aire ahí se pone en evidencia cierta monotonía del uso del bajo cuando en realidad el bajo tiene una gravitación extraordinaria en un arreglo musical o en la sonoridad en general. Y mi padre me había dicho eso, entonces yo compuse una canción que llamé Danza para una muñeca de trapo, mi única preocupación era que haya una línea de bajo». Mientras relataba su experiencia, Falú deleitaba al público con su guitarra.  

«Además de dedicarte a la música instrumental para guitarra compones canciones con  destacados poetas y letristas», intervinieron desde el público. «Componer canciones es maravilloso. El folclore y el tango argentino cuentan con numerosos ejemplos de canciones excelsas en lo poético-musical, de manera que es todo un desafío meterse en ese terreno. No es más ni menos cómodo crear canciones o música instrumental. Simplemente uno va dejando que fluyan y tal vez existan períodos en los que un género se ve más facilitado que el otro. Pero la exigencia siempre será la misma, al menos para mí.

«¿Cómo trabajas en la composición?», «Esto hoy es un problema, pues compongo frases musicales toda vez que cojo la guitarra. En otras épocas, la frase podía disparar una obra. Hoy, sencillamente pasan al olvido, pues me quedo en la sola sensación placentera de esa mínima creación y pierdo su registro. Tendré que trabajar en ello o hacer lo que me sugiere todo el mundo: tener siempre un grabador a mano. Antes era más ordenado. La secuencia era: frase musical, extensión de la frase y encaje de la idea en alguna forma musical conocida, esto es, de algún género folclórico argentino. Luego viene la etapa del arreglo guitarrístico –la más costosa en mi caso- y pasar todo a la partitura. Todo este proceso lo hago empíricamente, guitarra en mano».

«Has mencionado a tu padre, pero ¿cómo fue el vínculo con Eduardo Falú?», «Fue particularmente intenso en mi infancia y adolescencia, un vínculo importantísimo y determinante. Después yo hice mis caminos, tomé mi rumbo, inclusive me tuve que ir del país.

«Existe una anécdota sobre una guitarra que te regaló y se la llevo el río ¿es así?». «No el río pero si una lluvia fuerte. Yo estaba en una peña, en Tucumán hay lluvias torrenciales.  La peña se llama el Alto de la lechuza porque la vereda tiene más de un metro y todo eso es agua cuando llueve. A veces nos llevaba a los que estábamos en le peña el agua. Yo en ese momento tenía un Citroën y Eduardo Falú me había regalado una guitarra que ya no usaba pero había usado. Para mí, para todos los músicos amigos, era la guitarra y yo la deje en el auto para que no la toque nadie. Se inundó la calle y yo me dormí en la peña sobre la mesa. Pero esa historia tiene un final romántico. Había un guitarrero  con el que nos teníamos un respeto mutuo, nos juntábamos y tocábamos. El era admirador de esa guitarra que me regaló Eduardo y esa guitarra se destruyó, el agua despegó todas las maderitas. Resulta que yo volví a Tucumán a  ver a este muchacho como 40 años después de este episodio. Lo encuentro en un camarín y me dice tengo una sorpresa para vos, yo soy lutier, tengo muchas guitarras pero no las vendo pero hice una igual a la que te había regalado tu tío. Lo emocionante de eso es que él se acordaba más que yo de cómo era aquella guitarra».  

Sobre su experiencia en el exilio en Brasil dijo: « Lo que a mí me pasó es que yo reforcé la música argentina, la tocaba, era la vía de comunicación con mi tierra. No me puse a hacer otra música ni siquiera la brasileña. Claro que viviendo ahí había siempre alguna influencia brasileña. Sobre todo aprendí a disfrutar y a querer la música brasileña más allá del más allá del vínculo que puede haber con lo brasileño desde una posición de espectador. Y eso obviamente hizo que sea permeable a muchas influencias, pero estaba metido en la música nuestra, sobre todo la del nordeste estaba metida en la vidala, la zamba, la chacarera y además empecé a componer. Nació el compositor».

Y continuó: «El Brasil me influyó pero sin que haya buscado esa influencia. Sucedió naturalmente gracias a mi necesidad de hacer música en cuanta reunión fuera posible. Cuando regresé en el ’84 a la Argentina, el público hacía hincapié en percibir cierto toque brasileño en mis armonías. Hoy eso ya es pasado, pues hubo un extraordinario crecimiento en el mundo y un concepto armónico de los músicos argentinos, en muchos casos más rico que el mío propio».

Guitarrista, compositor, cantor y formador de varias generaciones de músicos argentinos; Juan Falú intercambió con el público presente en medio de una charla amena cargada de risas sus experiencias y anécdotas a lo largo de su vida. Fue una extensa charla acompañada por su guitarra.

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Juan Falú

Músico de formación autodidacta, considerado como referente fundamental de la música argentina, en su doble condición de compositor e intérprete. Distinguido como Personalidad Destacada de la Cultura por la Legislatura de Buenos Aires.

Obtuvo el Premio Nacional de Música 2000, otorgado por el gobierno de su país; el Premio Clarín a mejor artista de música folklórica argentina en 2001 y 2007 y el Premio Gardel, al que fuera nominado en cinco ediciones.

Sus obras para guitarra recrean las raíces musicales argentinas, siendo además creador de canciones que integran el repertorio de destacados intérpretes del folklore argentino.

Como intérprete, Juan Falú revela un profundo conocimiento de las músicas de su tierra, proyectándolas desde la raíz hacia nuevos horizontes y con una reconocida capacidad de improvisación.

Ha ofrecido conciertos en prestigiosas salas de más de treinta países de las Américas, Europa, Asia y África, durante 30 años ininterrumpidos.

Varios de sus numerosos registros discográficos fueron mencionados entre las mejores producciones de sus respectivos años, por la prensa argentina y medios internacionales. Fue «artista destacado del año» en diversos balances anuales de medios especializados.

Parte de su obra musical se editó en Argentina, Francia, Bélgica, México y Costa Rica.

Es docente en la Universidad de San Martín y ex-docente del Conservatorio Manuel de Falla, de Buenos Aires. En ambas instituciones ha impulsado, respectivamente, la creación de la Licenciatura de Música Argentina y la Carrera de Folclore y Tango.

Integró el Directorio del Fondo Nacional de las Artes de la República Argentina, desde el año 2005 hasta el 2016.

Dirige el festival Guitarras del Mundo, considerado el mayor encuentro internacional de su género. Recibió el título Honoris Causa de la Universidad Nacional de San Martín, Argentina.

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