Desde la Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales de la UADER repudiamos la vandalización de pañuelos blancos con el lema “Nunca Más” que fueron pintados en la Plaza 25 de Mayo de la ciudad de La Paz el pasado 24 de marzo, con motivo de la conmemoración del Día de la Memoria por Verdad y Justicia. Asimismo, adherimos a las manifestaciones realizadas desde la Multisectorial e instamos a la comunidad a reflexionar sobre los significados de este tipo de hechos.
Las luchas por la Memoria, la Verdad y la Justicia tienen una larga historia en nuestro país, y en nuestra provincia en particular. Desde la recuperación democrática Entre Ríos ha avanzado sostenidamente en el campo de los Derechos Humanos. En los estrados judiciales se ha probado que en la provincia funcionaron decenas de Centros Clandestinos de Detención durante la última dictadura cívico militar, y algunos de ellos han sido señalizados. Ello ha sido posible gracias a la labor inquebrantable de la justicia y de los organismos de derechos humanos de la región. En efecto, les sobrevivientes del terrorismo de Estado, las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo han desempeñado un rol fundamental en la Argentina reciente. Fueron elles quienes denunciaron las atrocidades del terrorismo de estado y se convirtieron en garantes de una democracia que lleva cuarenta años ininterrumpidos.
Las vandalizaciones de La Paz nos recuerdan que el “Nunca Más” sigue siendo una consigna convocante y necesaria, que se resignifica cada 24 de marzo. Por eso, desde la FHAyCS abogamos por ejercitar las memorias colectivas, dado que ellas nos devuelven una mirada situada sobre el genocidio que tuvo lugar en nuestro país entre 1976 y 1983. Desde la FHAyCS insistimos también en la necesidad de estudiar cómo fue posible el horror, para comprender el modus operandi de la red de más de 800 centros clandestinos que funcionaron a lo largo y a lo ancho del país. Y finalmente, desde la FHAyCS consideramos que la memoria se resignifica por medio de la palabra y no a través de actos vandálicos.
Hechos como este nos recuerdan, una vez más, que es necesario ejercitar la memoria colectiva – que es un proceso subjetivo e intersubjetivo por definición- para anclar en el presente experiencias pasadas y ensayar reflexiones propias de la vida democrática.