En los cuarenta años vividos desde la recuperación de la democracia, y casi cincuenta desde el último golpe de Estado, la sociedad argentina construyó y defendió día a día un legado de memoria, verdad y justicia. En Argentina, la democracia surge de este legado y camina hacia el horizonte ético-político construido en base a la memoria de los/as sobrevivientes y de una sociedad que el terrorismo de Estado quiso arrasar. Así, la consigna nunca más implica una construcción social de una concepción integral y activa de democracia.