En el marco de la 1° Jornada de Extensión de la RUP, se realizó un panel sobre la particularidad de la práctica comunitaria en las universidades provinciales. Conceptos de los funcionarios nacionales Civallero y Falcón y del especialista Néstor Cecchi.
«La extensión universitaria en las universidades provinciales en vistas a los desafíos actuales» fue el tema del panel debate con el que se abrió la 1° Jornada de Extensión de la Red de Universidades Provinciales (RUP). El encuentro tuvo lugar el jueves 12 de abril en Paraná, organizado por la Universidad Autónoma de Entre Ríos, que es miembro fundadora del mencionado espacio.
Para el panel fueron convocados un especialista a nivel latinoamericano en la materia, el Lic. Néstor Cecchi, de la Universidad Nacional de Mar del Plata; y los funcionarios nacionales del Ministerio de Educación de la Nación, el Ing. Sebastián Civallero, Coordinador Nacional de Vinculación Tecnológica y Extensión; y el Mg. Paulo Falcón, Director Nacional de Gestión y Fiscalización Universitaria.
Mejores bases
Abrió el panel Civallero valorando un avance que se ha dado en materia de extensión universitaria y que viene de la mano de los «cada vez más difusos límites que pueden verse entre la función de la investigación, la docencia, la extensión y la vinculación tecnológica».
En pos de evaluar esa «integralidad de las funciones» mencionó por ejemplo las dificultades para distinguir «cuándo se está haciendo extensión y cuándo vinculación tecnológica».
Observó sin embargo que en la Universidad se acostumbra «a trabajar como en espacios estancos y es allí donde la extensión se vuelve un poco una ‘casa de papel’, donde se observan las funciones de poder y empieza a haber tiros de un lado y del otro». «Es allí donde no se entiende si lo que se está construyendo es algo sólido o una iniciativa de algunos docentes innovadores», advirtió.
Instó, en este sentido, a «sostener experiencias sólidas en extensión, espacios donde uno se acerque cotidianamente porque no puede ser que cada docente que piense un proyecto de extensión parece que empieza de cero». «Hay que levantar no tanto la calidad como la metodología de trabajo. Sí o sí hay que registrar, reflexionar sobre las experiencias. No puede ser que un proyecto de extensión con cuatro organizaciones, diez docentes, cuatro estudiantes deje como único registro la foto del día de la apertura del proyecto», ilustró al respecto Civallero que exhortó además a pensar en función de «una producción académica que retoma conceptos, que se sustenta en un marco teórico».
Responsabilidad indelegable
A su turno, Falcón incitó al debate al preguntar al auditorio «de qué manera las universidades generan instancias, en el marco de su autonomía, para lograr lo que tanto declaman».
«Es común escuchar la importancia de la extensión, es común observar muchas prácticas en las que es posible ver la articulación entre las funciones pero no necesariamente eso se traduce en una política institucional», remarcó y mencionó, por caso, «cátedras con compromiso social pero quizá una institución que no; o facultades con un sesgo muy marcado en sus diseños curriculares en las que la integralidad se vivencia de manera muy palpable y otras donde no ocurre».
Al evaluar las «desventajas» de la extensión frente a la docencia y la investigación, graficó el panorama al marcar que «el presupuesto contempla el pago de salarios docentes y la investigación, pero la extensión ni siquiera está prevista».
Recordó que «la educación superior en la Argentina es un bien público y un derecho humano fundamental. Por lo tanto, hay una obligación indelegable del Estado. Y esto supone una enorme responsabilidad para la Universidad».
«En el Siglo XXI, las universidades tienen responsabilidades sociales cada vez mayores y una de ellas es ser transparentes», aseveró. Abundó, en este sentido, y retomó las dificultades para delimitar extensión y vinculación tecnológica de las que habló Civallero. Falcón fue crítico de quienes «tienen saldada esa discusión y aseveran que la transferencia tecnológica es para los ricos y la extensión y la cuestión cultural es para los pobres. ¿O no?».
Hizo notar que «muchas de nuestras universidades ven en la vinculación tecnológica la generación de ingresos. Es una realidad pero no nos peleemos con los instrumentos, discutamos las prácticas», dijo Falcón que cerró la idea al proclamar que «la autonomía no es soberanía y los universitarios tenemos que cumplir la ley».
Avances
Cecchi, para el cierre, se centró en los avances que la práctica extensionista ha desplegado «en los últimos 15 años», a nivel latinoamericano y mundial. Mencionó las conferencias mundiales y regionales que en los últimos años fortalecieron la idea de la educación superior como derecho humano y la responsabilidad indelegable del Estado de garantizarlo.
Profundizó luego en que este concepto supone «una universidad socialmente comprometida». «La educación superior es un bien público. Y esto nos sitúa como universitarios», resumió.
Abundó al respecto que «las prácticas comunitarias forman parte de un ‘modo de ser’ Universidad». «No se trata de experiencias que tienen que ver con una mirada instrumental, no es que la Universidad, a través de sus estudiantes, es protagonista y va a generar transformaciones. Va mucho más allá de eso. Las prácticas comunitarias no son un mero acto instrumental, son esencialmente un modo distinto de pensar la Universidad», definió Cecchi.
Fue más allá y afirmó que «la Universidad no puede de ninguna manera relevarse de los procesos que ocurren en el territorio» y afirmó que desistir de las concepciones «más iluministas» supone que «hay un deber de vincularnos con las transformaciones sociales pero además no se puede pensar que las cosas no pasan si no estamos nosotros».
Fundamentó así la necesidad, finalmente, de «saber que en esta vinculación que tenemos con el territorio tenemos que llevar una clara palabra pero también orejas y poder de escucha».
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