I Jornada Educación Universitaria en contexto de encierro

Organiza: Programa La Facultad de Humanidades en contexto de encierro

Prof. Natalia Campos
Coordinadora del Programa La Facultad de Humanidades en contexto de encierro

Prof. Julián Gómez
Responsable académico del Programa La Facultad de Humanidades en contexto de encierro

Prof. Matías Finucci Curi
Responsable pedagógico del Programa La Facultad de Humanidades en contexto de encierro

El Programa Académico La Facultad de Humanidades en contexto de encierro organiza la I Jornada Educación Universitaria en contexto de encierro, a realizarse el viernes 2 de octubre de 2015, en el Salón Anexo de la FHAyCS (Urquiza 732). La propuesta está destinada a profesionales y estudiantes del campo de la educación, estudiantes de carreras humanísticas, trabajadores del ámbito penitenciario y público en general. 

Fecha: viernes 02 de octubre de 2015
Lugar: Auditorio de la Escuela de Música, Danza y Teatro «Prof. Contancio Carminio» (Italia 61)


Actividad abierta, libre y gratuita.
Se entregaran certificaciones.

pdfCronograma_jornadas_contexto_encierro

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Objetivos

Objetivo general
Generar una instancia de debate y reflexión con respecto a la educación universitaria en contexto de encierro.

Objetivos específicos
Problematizar el vínculo Universidad/Cárcel en el marco de las distintas experiencias educativas intramuros.
Repensar las prácticas pedagógicas proyectadas y practicadas por los y las educadoras en contexto carcelario.

Fundamentación

Son los Estados quienes tutelan los derechos humanos. Pero también, son quienes los violan. El Estado, en tanto un conjunto de instituciones y agentes que se construyen a partir de relaciones de poder y que emergen a partir de políticas públicas diseñadas en función de una agenda (de intereses) específicas, y no como una entelequia metafísica y abstracta. Paralela y paradójicamente, el desarrollo de las potencialidades humanas no puede darse sin un marco de protección, y es el Estado el que debe garantizar el conjunto de condiciones para tal fin.

Hay derechos que se tienen en función de cierto aspecto o posición que se ocupa en determinado momento. Por ejemplo, como trabajadores, un marco normativo nos asiste en tanto permanezcamos en dicha situación. Sin embargo, hay una serie de derechos que nos protegen bajo la única condición de ser personas, y se denominan derechos humanos: son derechos inherentes a todos los seres humanos, sin distinción de género, nacionalidad, lugar de residencia, origen nacional o étnico, religión, lengua, edad, condición social, cultural o económica. Según las categorías clásicas se puede decir que hay derechos civiles (a la vida, a la libertad y a la autonomía), sociales (protección de la calidad de vida), políticos (participar del gobierno, elegir y ser elegido), económicos (al trabajo, al intercambio y al consumo de bienes y servicios) y culturales (a la educación y transmisión de la cultura).

Por otro lado, estos derechos se plantean como universales, inalienables e imprescriptibles - tal como lo estableció la Declaración Universal de Derechos Humanos proclamada en 1948 por la Asamblea General de las Naciones Unidas-, siendo el Estado actor fundamental en la garantía, promoción y defensa de los mismos. Sin embargo, si bien desde lo discursivo ello queda claro, no tod@s gozan de las mismas condiciones de posibilidad real de acceso a los mismos. En algunas sociedades, algunos aspectos son tomados como límites para el pleno ejercicio de los derechos. Por ejemplo, la edad, el género, la religión, la condición económica y social, etc. De este modo, para la lucha en favor de la promoción y el acceso a los derechos humanos, y la lucha contra el menoscabo de los mismos, el Estado (sus agentes e instituciones) poseen un papel esencial.

La corresponsabilidad implica hacerse cargo, arbitrar mecanismos de coordinación, orientación, ejecución y control para la promoción, la protección y la restitución de los derechos vulnerados. La lógica de la corresponsabilidad nos compromete a todos y desplaza así la lógica de la derivación, que muchas veces implicaba un “sacarse el problema de encima” . La responsabilidad de la educación no es una opción política del Estado sino una obligación para con los ciudadanos. La posibilidad de acceso a la formación personal debe ser garantizada por sus organismos y por sus funcionarios, en tanto es un derecho inalienable de todas las personas el poder acceder a las distintas instancias educativas. El Estado debe garantizar y proveer el acceso a la educación.
La Universidad, en este sentido, desempeña un rol fundamental como institución social de producción y difusión del conocimiento, incluyendo a los distintos actores sociales en dichas prácticas.
Las diferentes experiencias educativas universitarias en las cárceles tienen varios puntos de encuentro, pero hay uno que logra interpelarla con fuerza: muchos de esos proyectos nacen de la demanda surgida de personas en situación de encierro y no de la Universidad. Con el tiempo, estas propuestas fueron ampliándose y multiplicándose de a poco, siendo hoy varias las Universidades argentinas con ofertas académicas en contextos penales (U.B.A., U.N.C., U.A.D.E.R., etc.). Estos programas ubican a la Universidad en contacto con situaciones, agentes, conceptos de sujetos, lógicas, tiempos, estructuras, organizaciones institucionales, etc., que les son ajenas y con las que tienen que debatir y negociar constantemente. Mientras la cárcel ubica a la violencia material y simbólica como dispositivo dominante, la Universidad busca hacer circular la palabra como base de la generación del vínculo entre docentes y estudiantes, a los fines de posibilitar el acceso al conocimiento socialmente disponible.
En este sentido, esta Jornada busca habilitar un espacio de difusión de proyectos y formación y reflexión que permita discutir y problematizar colectivamente acerca de la práctica político-pedagógica situada. De este modo, la presente propuesta focaliza y selecciona núcleos problemáticos que resultan ineludibles para posicionarnos críticamente respecto de una modalidad educativa que emerge con problemáticas que le son propias.

Desde nuestro espacio, entendemos a las acciones educativas como alternativas a la violencia del encierro, promoviendo acciones de inclusión, autonomía y desarrollo personal. La educación permite tejer redes de pertenencia social al poder participar del ejercicio de la palabra y de la transmisión y recreación de la cultura, esencial para la condición humana. De allí que el acceso a la educación no puede transformarse en un privilegio, ya que ello daría como resultado la profundización de las desigualdades en el acceso a otros derechos.
Siguiendo a Francisco Scarfó, pensamos la educación en contextos de encierro como una práctica de Educación en Derechos Humanos en tanto aporta una “posibilidad real de todas las personas de recibir educación sistemática, amplia y de buena calidad que les permita, entre otras cosas, comprender sus derechos y responsabilidades, respetar los derechos humanos de otras personas y ejercitar valores y conductas consecuentes con los derechos humanos” . . La condición social y la situación de preso dejan de ser limitantes para poder estudiar, y al concretar el derecho al estudio se pone en suspenso una trayectoria de sistemática exclusión de la posibilidad de acceder al conocimiento.

Desde nuestra perspectiva, en este contexto, la educación universitaria no adquiere objetivos o sentidos opuestos a los que podrían diagramarse en contextos de libertad. De hecho, no puede hablarse de un único sentido otorgado a la educación universitaria, ya que la misma podrá tener tantos como sujetos involucrados haya. Los estudiantes no solamente inician estudios superiores pensando en tener una profesión, sino que muchas veces gravitan intereses de los más variados, que van desde retornar a las prácticas de lectura hasta vincularse desde otros espacios y lugares. Muchos de los que nos dedicamos a la educación universitaria en contextos intramuros, la pensamos como prácticas que aportan al desarrollo de la autonomía, el pensamiento crítico, la producción académica, la circulación de la palabra y la voz, etc. Mirada que se ubica a contramano de lo interpretado por la lógica tratamental que ubica a la educación como un dispositivo para lograr la cura del penado a los fines de la resocialización.

En este marco, la I Jornada Educación en contexto de encierro plantea instancias de debate y reflexión en torno a la relación entre la cárcel y la Universidad, a la práctica pedagógica, al sentido de la educación en contexto penal, entre otras temáticas.


Destinatarios

Profesionales y estudiantes del campo de la educación.
Estudiantes de carreras humanísticas.
Trabajadores del ámbito penitenciario.
Público en general.

INSCRIPCION ONLINE

2024 Producción Integral de la Secretaría de Comunicación - Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales

comunicacion@fhaycs.uader.edu.ar