«A nivel cultural, el choque es más fuerte de lo esperado»

Agustina San Millán es estudiante del Profesorado en Portugués que la FHAyCS-UADER dicta en Paraná. A partir de los intercambios que propicia la Red ZICOSUR, realiza desde fines de marzo una movilidad en la UNESPAR, en el brasileño Estado de Paraná.

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«Soy estudiante del tercer año del Profesorado en Portugués, en la sede Paraná, una carrera que dura cuatro años y tiene una carga horaria total de 3296 horas reloj», dice para presentarse Agustina San Millán, joven que desde la Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Entre Ríos (FHAyCS-UADER) se encuentra realizando una estancia en Brasil.

Su destino es el Campus União da Vitória de la UNESPAR, en el Estado de Paraná, a donde llegó el 25 de marzo «por un convenio reciente de la UADER como parte de la red ZICOSUR, de integración sudamericana, que amplió las posibilidades que teníamos -México y Colombia- sumando a Brasil».

«Supe de la convocatoria de movilidad, en primera instancia, por la responsable de mi carrera que difundió un correo donde se invitaba a estudiantes y profesores a una charla informativa, aunque también leí las publicaciones en las páginas de Facebook de la Universidad», repasa.

Sobre el factor que influyó en su decisión de postularse, Agustina expresa que «si bien hace años que estoy al tanto de estas becas de movilidad, en esta oportunidad fue la especificidad de mi carrera la que hizo poner mis expectativas en Brasil».

Y esas expectativas, puestas en destino, desde luego se enfrentaron con la realidad, con lo bueno y lo malo que ésta trae aparejado. «Mi idea era vivir una etapa de crecimiento personal y profesional, conocer lugares, personas y culturas nuevas», manifiesta, «y eso está sucediendo, aunque tal vez no de la forma esperada en un primer momento».

La joven alude a «un choque cultural que es más fuerte de lo que suponía», en parte porque «ni la ciudad de União da Vitória ni el campus de la UNESPAR están habituados a recibir extranjeros; y junto con mi compañera (Virginia Piani, también estudiante de la UADER que se encuentra realizando un intercambio desde la Licenciatura en Biología de la Facultad de Ciencia y Tecnología) somos las primeras y por ahora las únicas estudiantes que este lugar recibe».

Esta situación afectó el propósito de «tener contacto con estudiantes de otros países que estén viviendo una experiencia de movilidad», por lo cual el intercambio se ha centrado en «conocer a los habitantes de estas tierras», de quienes destaca que «lejos de descubrir una comunidad ansiosa por relacionarse con nuevas personas y culturas, me encontré con una sociedad un tanto cerrada y conservadora, aunque jamás deja de ser hospitalaria».

En ese sentido, el aprendizaje personal «es constante y profundo, porque conlleva un ir y venir entre mis costumbres y prácticas cotidianas, y las del lugar que me recibe; es un proceso de construcción, deconstrucción y vuelta a construir, que resulta tan difícil como enriquecedor», afirma Agustina y destaca que «el conocimiento de la lengua me permitió sortear la barrera idiomática en un primer momento, algo que suele complicar la comunicación, pero tuvieron que pasar casi dos meses para que pueda comenzar a insertarme en los círculos académicos y sociales».

En la faz académica, la estudiante cuenta que la UNESPAR es «pública y gratuita, subvencionada por el gobierno estadual»; que «posee siete campus en distintas ciudades (una de ellas es Curitiba)»; y que ella cursa materias de tercer año en la «Facultad de Filosofía, Ciencias y Letras, que ofrece carreras nuevas orientadas a la formación de profesores en biología, química, filosofía, historia, geografía, matemática, pedagogía, letras en portugués-inglés y letras en portugués-español».

En tren de comparaciones, «una de las grandes diferencias que encuentro es que acá la carrera tiene una doble formación, en la lengua materna y una extranjera, lo cual tiene el beneficio de que los graduados acceden a un campo laboral más amplio, aunque sus estudios sobre ambos idiomas acaban siendo menos profundos».

Otra diferencia que señala es que «las carreras permanecen aisladas unas de otras, no se integran a partir del cursado de disciplinas en común, como sucede en la UADER con las materias del tronco común y el trayecto pedagógico en Humanidades».

Sobre el conocimiento que tienen en esa parte de Brasil de aspectos de la cultura argentina en general, Agustina sentencia: «Son muy escasos y casi siempre responden a estereotipos creados por los medios y la opinión pública». Esto queda más al descubierto «en una ciudad relativamente pequeña, donde el flujo de extranjeros no es común».

Pero aclara que «lo mismo sucede de parte de algunos argentinos que suelen definir un país tan vasto como Brasil en pocas palabras, como calor, playa, caipirinha, carnaval, negros; y desconocen que en el Estado de Paraná, por ejemplo, más del 70% de la población es de raza blanca y en União da Vitória hay gran presencia de descendientes de alemanes, polacos, ucranianos e italianos».

También hay que desmitificar el clima: «Acá no tenemos el Brasil tropical, la temperatura en invierno llega, en ocasiones, al grado cero, y el clima es predominantemente lluvioso y con heladas», cuenta y agrega que «ejemplos de este tipo hay muchos, dejando en claro que un país tan extenso no puede ser reducido a una definición acotada».

Finalmente, comparte un mensaje para sus pares estudiantes sobre la importancia de vivir experiencias de movilidad: «Es una oportunidad de crecimiento muy enriquecedora, incluso cuando las expectativas iniciales no se cumplen; y todo aquel que tenga la posibilidad, que se postule».

Dice que desde una visión «un poco menos romántica» es necesario advertir que «una experiencia de movilidad siempre supondrá una inversión económica por parte del becado, más allá del sustento que ofrece la beca».

Agustina, que retornará al país el 30 de julio, cierra recomendando «prestar atención a los documentos oficiales que se difunden, incluso aquellos formularios iniciales, que ya implican la aceptación de ciertos términos de la movilidad» y requerir el asesoramiento del Departamento de Relaciones Internacionales «para no tener imprevistos de ningún tipo durante el viaje o el proceso».

«Todo es cuestión de animarse, quebrar las barreras que a veces uno mismo se impone y aceptar el desafío de una experiencia única», concluye.

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Fotos: Agustina San Millán

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